Mirarlo todo

 

“Es una persona de mundo”, se decía -no sé si aun se dice- cuando alguien había viajado harto. No es casual el termino, cuando uno conoce gente que ha viajado bastante se dará cuenta de que hay ciertos puntos de vistas que crecen, cierta perspectiva amplia, que va mucho más allá del simple conocimiento.

Tiene que ver con reconocer que el mundo es mucho más que la cuna que lo vio a uno nacer y desarrollarse, que hay más comidas que las con que uno creció, que hay más religiones y creencias que las del terruño este donde hasta hace poco se prohibía el divorcio, que existen diferentes formas de vivir, de pensar y de sentir el mundo.

Entonces algo cambia. Una especie de desapego, de aumento de consciencia y de respeto por la diversidad.

Está claro que hay gente que ha viajado por todo el mundo sin dejar de ser los mismos pelotudos que eran cuando se sacaron la primera foto para el pasaporte, pero eso no quiere decir que este efecto no exista.

Al infinito y más allá

Si esto ocurre al viajar por el planeta, ¿qué ocurre cuando uno sale del planeta natal?

Hay varias versiones de lo que sucede, una es un poema de Benedetti que habla de lo que debió haber pensado Armstrong al caminar por la luna:

verbigracia / cuando estaba allá arriba
caminando como un zoombie en la luna
mi general mi coronel pensé en ustedes
y se me ocurrió no sé por qué
que debía matarlos con urgencia
uno a uno / dos a dos / etcétera

o verbigracia dos / cuando andaba allá / heroico
pisando las feísimas arrugas del satélite
imaginé que así debía ser la muerte
es decir el paisaje de la muerte

o verbigracia tres / cuando estaba en selene
paseando por la nada como un imbécil
setí el asco infinito de la ausencia del hombre
y me dije qué mierda estoy haciendo aquí

Otra es la famosa canción de David Bowie, “Space Oddity”, su primer gran éxito, que fue lanzado un poco antes de la llegada de los humanos a la luna, de manera que los astronautas pudieron escucharla en ese primer viaje a nuestro satélite.

En esta canción se cuenta la historia del Mayor Tom, que al ver el mundo en todo su esplendor decide dejar de obedecer su misión, le pide al control terrestre que le digan a su esposa que la ama y se desconecta para alejarse flotando en el espacio, hacia el infinito.

Bowie no estaba demasiado alejado del efecto real que produce a los seres humanos el alejarse del planeta tierra:

El efecto “un punto azul pálido”

A finales de los años ’80 el gran astrónomo y divulgador científico Carl Sagan insistió a la NASA en una idea poco común: El Voyager uno, que estaba a seis millones de kilómetros de la tierra, antes de perder de vista a su planeta de origen, debía sacarle una fotografía. Los recursos del Voyager eran limitados, ya que no hay forma de recargarlo, por lo que cada operación debe evaluarse y decidirse cuidadosamente. La NASA respondió: Solo se verá un pequeño punto blanco, ¿qué sentido tiene sacar una fotografía?.

PaleBlueDot

Esa era la idea de Sagan, ver la fotografía más lejana de la tierra posible, donde todo lo que conocemos no fuera más que un punto pálido azul.

Inspirado en esta fotografía Sagan escribió este conmovedor texto:

Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de cualquier interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Consideremos de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos solo de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.

Y si no es bueno para leer, se lo dejo en video (con subtitulos, pero es más ameno):

 

La realidad

Entonces, cuando un astronauta ve la tierra desde afuera es habitual que sufra el efecto “pálido punto azul” de desapegarse de las pequeñas diferencias, de mirarlo todo. Y este efecto se ve reflejado principalmente en la noción de equilibrio del ecosistema, podríamos decir que todos los astronautas se hacen más conscientes de la relación que hay entre todos los elementos del planeta, es decir, adquieren mayor consciencia ecológica. Igualmente pierden interés en lo que les dicen desde la tierra. De alguna forma los vínculos y rangos que parecían importarles antes ya no son tan relevantes. Así como le ocurrió al Mayor Tom, a muchos astronautas les pasa que ya no les dan ganas de obedecer al control de tierra.

Así, podríamos decir, que al igual que cuando una persona “tiene mundo”, cuando una persona “tiene universo” tiene una consciencia mayor sobre lo que ocurre en el planeta.

Y como regalo extra, les dejo una versión de Space Oddity, original de David Bowie, cantada por un astronauta, Chris Hadfield que grabó este video realmente en el espacio, lo que ven no son efectos especiales, sino que est e tipo, estando en la estación espacial internacional, canto y grabo este video (pero después volvió a la tierra, no se fue flotanto por ahí como el Mayor Tom)

 

 

Poema de Benedetti: «¿Por qué no hay más viajes a la Luna?» del libro «Las Soledades de Babel» 1991, todos los derechos pertenecen al autor, y el extracto ha sido utilizado aquí solo con fines referenciales.

 Texto «Un Punto Azul Pálido» es del libro «Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio» de 1994 de Carl Sagan. Todos los derechos son del autor. La traducción que aparece aquí es la de la Wikipedia.

La fotografía de la tierra que ilustra «Un Punto Azul Pálido» fue tomada por la NASA y es de dominio publico.

Fotografía de cabecera (cc)  Rico-san